Seleccionar página

Smart Cities, servicios disruptivos y consumidores conectados: las nuevas fronteras del siglo XXI

Smart Cities, servicios disruptivos y consumidores conectados: las nuevas fronteras del siglo XXI

Alexandre Duarte, Vicepresidente de Servicios, Red Hat América Latina

Coches autónomos, casas inteligentes e incluso ciudades interconectadas de forma segura y efectiva (también conocidas como Connected Smart Cities) son algunos de los avances recientes que fascinan a los ciudadanos, administradores y tomadores de decisiones en los sectores público y privado. Además del enorme potencial para transformar áreas como la movilidad, la seguridad y la sostenibilidad urbana, estas nuevas tecnologías apuntan a una importante reformulación de cómo se desarrollarán softwares, servicios y aplicaciones y se pondrán a disposición del público.

El origen de esta nueva etapa en el mundo empresarial y en el universo tecnológico tiene un nombre muy claro y preciso, se llama Edge Computing. En resumen, esta innovación no es más que una pequeña red de centros de datos que almacena, analiza y procesa una gran cantidad de datos localmente (lo más cerca posible del usuario final) para que las decisiones y los procedimientos técnicos se agilicen (y, a menudo, se automaticen) para facilitar la vida diaria de los equipos de Tecnología de la Información (TI). Flexibilidad y asertividad son las principales características de esta innovación, que debe alcanzar inversiones por US$ 208 mil millones en todo el mundo, según datos recientes de IDC.

Por otro lado, para hacer posible estas transformaciones y expandir el viaje entre consumidores y proveedores, las organizaciones privadas y las instituciones públicas deben planificar para el futuro. Conocer de antemano el alcance, estrategias y, sobre todo, el costo de las implementaciones en sus ecosistemas es fundamental no solo para el pleno desarrollo de los servicios y soluciones, sino también fundamental para la sostenibilidad de las operaciones en su conjunto. Para el analista de Gartner, Thomas Bittman, esta asertividad proviene de una particularidad del Edge: «con la Computación de Nube transformó empresas por el back-end (es decir, gracias a sus funcionalidades integradas), el Edge obrará su revolución por el front-end, es decir, con aplicaciones que están en contacto directo con el cliente”.

En otras palabras, las empresas y los sectores gubernamentales deben tener en cuenta que los avances tecnológicos son solo el primer paso en sus viajes digitales, que comprenden adopción, formación, adaptación y, finalmente, incorporación de estos nuevos valores y herramientas. En esta línea, contar con proveedores y consultorías que puedan evaluar el escenario digital del ecosistema y proponer soluciones rápidas y asertivas es un componente clave para transformar ecosistemas y modernizar mentalidades con expectativas y paradigmas actuales.

Luz, seguridad y wi-fi gratis: ¿hemos llegado al futuro?
La promoción de áreas urbanas efectivas, programas de conserjería competentes y ciudadanos más felices con sus ciudades se relacionan directamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), objetivos establecidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para garantizar la paz y la prosperidad de toda la humanidad. En este sentido, invertir en tecnologías de Edge, Internet de las Cosas (IoT), Machine Learning (ML) y la Inteligencia Artificial (IA) podría difundir el sentimiento de ciudadanía y democracia en todo el mundo. Prueba de ello es una reciente valoración de Forrester, que señala que las innovaciones tienen el potencial de mejorar la vida en las metrópolis y transformar la vida cotidiana en el campo.

La reducción de las tasas de desempleo, el aumento de la productividad en las cosechas, la mejora de la infraestructura y el aumento de la seguridad de los datos confidenciales dentro de las redes públicas se encuentran entre los beneficios directos de estas inversiones tecnológicas y culturales. Para tener una idea del tamaño de estos emprendimientos, solo en Estados Unidos casi $90 mil millones para la reestructuración de megalópolis como Nueva York, Chicago y Los Ángeles en las áreas de movilidad, energía y seguridad urbana y unos US$ 50 mil millones más para capacitación en agricultura 5.0 en maquinaria, conocimientos técnicos y, sobre todo, cualificación de la fuerza laboral.

Para llevar a cabo estas transformaciones y permitir que los ciudadanos disfruten de las comodidades de la región y se integren a la cultura local, es necesario que se disponga de una estructura robusta de comunicaciones en los lugares públicos, como parques, museos e incluso paradas de autobús. El año pasado, 5G y sus innovaciones relacionadas fueron en gran parte responsables de expandir los servicios y consolidar herramientas para conectar ciudadanos, gobiernos y aplicaciones de empresas privadas dentro y fuera de la esfera digital. Por otro lado, a pesar de los avances que hemos tenido en los últimos dos años con la quinta generación tecnológica de las redes móviles, los procesos de compromiso y adaptación de la tecnología toman tiempo y demandan que varios actores (gobiernos, empresas y sociedad civil) trabajen en conjunto para solidificar estas iniciativas.

Así, no es casualidad que Brasil haya lanzado su primera carta de intención para la implementación de Ciudades inteligentes hace poco. En asociación con la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ), una agencia de cooperación alemana, el gobierno brasileño elaboró ​​un documento que detalla las oportunidades y obstáculos en la implementación Smart Cities En todo el territorio nacional. Entre sus muchos puntos, uno de los destacados del texto es la preocupación del gobierno por propiciar la inclusión digital, a través de las redes wifi públicas o cualquier otra plataforma de conexión, de manera sustentable, consciente y a través de tecnologías auto-regenerativas, con el fin de resolver los principales problemas urbanos y aprovechar nuevas soluciones creativas para corporaciones y ciudadanos.

Es cierto que algunas ciudades como Curitiba, Florianópolis, São Caetano do Sul y Niterói ya pueden ser consideradas Ciudades Inteligentes porque engloban una serie de avances en las áreas de movilidad, salud, limpieza pública y economía que utilizan programas y soluciones de Edge Computing. Sin embargo, pocas metrópolis brasileñas tienen sistemas que estén completamente integrados con todas las áreas urbanas y, a menudo, hay una serie de cuellos de botella en la realización, creación y provisión de programas de inteligencia pública, sin mencionar que la formación de profesionales para administrar estos centros es un desafío. , debido a la escasez de mano de obra calificada para trabajar en estos entornos, muchas veces ausente en el mercado.

Si se aplica correctamente, el Edge Computing tiene el potencial de transformar la vida de los consumidores, ciudadanos y funcionarios gubernamentales en un abrir y cerrar de ojos. Un ejemplo de esta tecnología disruptiva fueron los efectos producidos en Estocolmo, la capital sueca y líder en términos de Ciudad Inteligente por el proyecto europeo GrowSmarter. Según el jurado de la iniciativa, además de los programas sociales, económicos y ecológicos, el gran activo de la metrópoli radica en utilizar diferentes metodologías digitales para el almacenamiento, análisis y uso de datos en beneficio de la población. Estas innovaciones basadas en datos permiten que la ciudad tenga un tráfico dinámico y un sistema de transporte urbano, centrales eléctricas semiautomáticas y servicios públicos de última generación, como agua, electricidad, recolección de basura y Wi-Fi, sin intervención humana directa, es decir, de forma autónoma.

Para habilitar esta tecnología como en grandes centros como Chicago, Copenhague y el mismo Estocolmo, no basta con tener tecnologías de punta o soluciones de punta. Para que se den una idea, estas tres metrópolis mencionadas solo tuvieron éxito en sus proyectos de modernización digital cuando incluyeron programas de capacitación tecnológica y formación específica de software en sus proyectos de ciudad inteligente.

En otras palabras, el éxito de una metrópolis del siglo XXI está directamente relacionado con la calificación de los profesionales involucrados en la cadena de servicios. Así, una ciudad inteligente no es aquella que cuenta con estructuras físicas robustas, dentro del Edge y con soluciones en la nube de última generación, sino que se desarrolla a través de un ecosistema de mando integrado, que implica, hardware, software y, sobre todo, el ingenio humano para operar, automatizar y supervisar estos emprendimientos.

Código abierto acortando el camino del viaje digital
Si aún quedan una serie de obstáculos por superar en materia de inversión, desarrollo y capacitación en instituciones públicas y empresas privadas, software y las soluciones de código abierto han surgido como alternativas estratégicas y de bajo costo para la evolución de tecnología de la información y para servicios en el borde (Edge) del cliente. Indicativo de esta creciente popularidad es la investigación, El estado del código abierto empresarial, realizado con casi 1.300 líderes mundiales en tecnología, en el que el 80 % de los encuestados dice que espera soluciones emergentes y nuevos marcos basados ​​en código abierto.

De esta forma, no sorprende que cerca del 71% de los oídos crea que la respuesta para desbloquear y amplificar las potencialidades del Edge computing, internet de las cosas, Aprendizaje automático y la IA, fundamentales para habilitar Ciudades inteligentes, también se basan en aplicaciones open source. Según el estudio, estas soluciones no solo son las más rentables del mercado, sino que también son las mejores para apoyar estrategias de vanguardia. Ya sea para organizar el tráfico urbano y planificar patrullajes ostensivos en las ciudades, o para habilitar aplicaciones, servicios y otras utilidades en la palma de la mano de los ciudadanos, el código abierto presenta las respuestas más asertivas, innovadoras, ágiles y que promueven la escala en todo el ecosistema en el que se encuentra.

A pesar del ingenio de la mentalidad de código abierto y los grandes avances que los códigos proporcionan los espacios abiertos, creyendo que sólo adopción de tecnología, o contratar servicios de consultoría, sería un elixir mágico es un error susceptible de demoler iniciativas increíbles y colapsar la creatividad de empresas y organizaciones. Es necesario formular una nueva mentalidad y dar forma a una cultura alineada con las necesidades y demandas de un mundo en constante cambio, cada vez más conectado y con todas las miradas arrojándose dudas y preguntas todo el tiempo.

En este sentido, no solo las ciudades deben ser inteligentes. Construir entornos digitales que puedan ser cada vez más autosuficientes para prospectar, desarrollar e involucrar activamente a nuevos agentes será uno de los requisitos para optimizar los equipos y un escaparate cristalino en el que socios, consumidores y ciudadanos depositarán expectativas y contribuirán con sus opiniones y percepciones.

En definitiva, lo nuevo ya ha amanecido hoy con la ventana abierta al mundo. Para lograrlo, es necesario revitalizar antiguas tradiciones y premisas, permitiendo que lleguen vientos lejanos y corrientes cercanas, para equilibrar lo que es posible y lo que es deseable en el futuro. En este futuro, que aún no tiene nombre, dirección ni rostro, contar con asesores y estrategas a nuestro lado puede transformar nuestra trayectoria en territorios inciertos en una sólida experiencia de conquista, aprendizaje y, sobre todo, de compartir con los demás. Los caminos del siglo XXI a través de la era digital pueden ser tortuosos y traicioneros. Sin embargo, si transitamos el camino de la tecnología abierta innovadora, la ciencia y la cooperación, nunca estaremos solos.

Que se enteren tus amigos!

Comparte esto en las redes sociales